Este momento, este preciso momento que vive Latinoamérica, es la cúspide del neoliberalismo que triunfa sobre la Memoria Histórica. Se ve desde leguas de distancia, es apoteósico. Era previsible, solo era cuestión de tiempo llegar a este punto de incoherencia, porque estamos plagados de generaciones sin memoria y sin identidad.
Y sin afán de acusar o de buscar un culpable así por así, pero sí de llamar a la cosas por su nombre, la izquierda latinoamericana en su divisionismo, -más por ego que por otra cosa- en su machismo, misoginia y patriarcado dejó a la juventud del continente a la deriva. La derecha no perdió el tiempo y tomó el lugar que dejaron vacío y los resultados saltan a la vista aunque no los queramos ver. Y no hay pretexto alguno que tenga cabida en esta realidad.
Lo digo con todas sus letras: es responsabilidad de la izquierda latinoamericana, por su divisionismo interno, por su deslealtad y por su machismo. Un ejemplo reciente es el de Chile, que tenían a Beatriz Sánchez y prefirieron a Guillier que declarándose de centro izquierda no era ni chicha ni limoná. No era opción Guillier para Chile, nunca lo ha sido, pero tampoco lo era Piñera. Los resultados son un presidente neoliberal, misógino y machista tanto como la izquierda que le dio la espalda a Beatriz Sánchez. Tuvieron en la primera vuelta, la opción de resolver la situación de Chile, pero votar por una mujer como Beatriz era como que los colgaran de los coyoles desde la altura de la viga más alta y prefirieron los resultados que estamos viendo.
El panorama político de América Latina es deprimente, no lo podemos negar, es una realidad abrumadora y asfixiante; en democracia la gente está votando por gobiernos que los roban, reprimen, asesinan y desaparecen. Era eso lo que buscaban las oligarquías y los injerencistas aplicando la receta post dictaduras, del Plan Cóndor, los resultados están a favor de ellos.
La izquierda latinoamericana debe reaccionar, dejar ese machismo rancio, dejar ese egocentrismo podrido y buscar la unidad, o hacerse a un lado completamente y no estorbar y dejar que quienes tienen la capacidad, las agallas y el amor a la tierra ocupen su lugar. Porque ya no se trata de protagonismos, se trata de resistencia, de salvar a las juventudes del decaimiento y de recuperar la soberanía de una región que está siendo devorada por las aves de rapiña.
¿Qué es lo que está esperando la izquierda latinoamericana para reaccionar? Ya nos pasó de todo, ¿acaso quieren que se vuelva a repetir? Latinoamérica es rescatable solo si la izquierda latinoamericana se une o se quita de en medio, porque así como está en este momento solo estorba y es afín a la derecha.