Actores locales participaron con sus miradas para la construcción de una definición que oriente futuras políticas públicas en la Región.
Según cifras de la última encuesta CASEN 2015, cerca de 1.400 hogares de la Región de Coquimbo no tienen acceso a la energía eléctrica. Junto con ello, datos preliminares de la SEREMI de Energía, indicen que cerca del 40 por ciento de las viviendas de Canela, Río Hurtado y La Higuera, no tienen agua caliente, con implicancias directas en la calidad de vida de miles de familias.
Estas y otras variables fueron discutidas en un taller que abordó el concepto de “pobreza energética”, en el marco de una iniciativa del Ministerio de Energía y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y que en La Serena congregó a actores relevantes del sector público, privado y universitario, además del segmento vecinal y de ONGs, quienes contribuyeron desde sus experiencias a levantar un diagnóstico regional.
Por mencionar a algunas entidades participaron las SEREMIS de Desarrollo Social, Obras Públicas, Minvu, Subdere, Medio Ambiente, Agricultura, el Gobierno Regional, las municipalidades de La Serena, Coquimbo, La Higuera, Junji, Ineergias, Corporación Regional de Desarrollo Productivo, CONAFE, Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC), y la Fundación para la Superación de la Pobreza.
El Seremi de Energía, Marcelo Salazar, destacó esta instancia por ser uno de los talleres más relevantes para “nuestro Ministerio y Gobierno porque construye el concepto de pobreza energética de una manera participativa con los actores relevantes, con el objetivo de definir futuras políticas públicas, es decir, cómo se construye un diagnóstico asociado a las carencias y brechas de energía en cada uno de los territorios”. Según la autoridad, “lo que pretendemos es ser mucho más eficaz y eficientes en el uso de los recursos para mejorar la calidad de vida de todos los vecinos para un desarrollo energético sustentable y equitativo”.
Uno de los participantes del taller, Sergio Ríos, Secretario Ejecutivo de la Asociación de Municipios Rurales del Norte Chico, consideró que el concepto pobreza energética es más bien “técnico y nuevo, entonces lo vemos como de sentido común; la gente asume que le falta la energía, por eso planteamos que se habla de carencia… que tienen las poblaciones rurales”.
Por su parte, Norma Cortés, de la localidad El Arrayán Costero, e integrante del Centro Cultural Carlos Lambert, reconoció que el concepto pobreza energética es algo nuevo para ella. Si bien reveló que la forma de vida de su familia es bastante particular en materia de acceso a la energía, no se considera una persona en pobreza energética por no tener electricidad. Su casa es alumbrada con baterías y usa un generador con bencina para ver televisión.
“Nosotros no somos dependientes de la energía, porque somos felices con lo poco que tenemos, y estamos bien, por lo tanto la energía no es un caso muy especial. Creo que es un tema de capacidad de familia y de saber cómo enfrentar los problemas energéticos según cada familia”.
Paloma Toranzos, oficial de Medio Ambiente y Energía del PNUD Chile, comentó que el proceso de definición del concepto de pobreza energética es un ejemplo de cómo se pueden concebir instrumentos innovadores que tengan en cuenta la vinculación entre los factores económicos, sociales y ambientales a la hora de pensar y planificar el desarrollo, y estamos satisfechos de acompañar un ejercicio que debe estimular el debate público. El desarrollo sostenible pasa por afianzar este tipo de fórmulas integradas, que en este caso proporcionará una base para perfeccionar la Política Energética, reducir las desigualdades y la vulnerabilidad y, a la vez, promover la inclusión social”.