Rubén Munizaga, nutricionista y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica del Norte.
Cada vez es más frecuente enfrentarse al boom de nuevos productos, dietas de moda o súper alimentos que podemos encontrar en medios de comunicación, redes sociales e internet. Sin embargo, muchas de estas tendencias carecen de evidencia por lo que sus efectos pueden no ser tales o incluso pueden llegar a ser perjudiciales para la salud, pero también es cierto que la ciencia entra en contradicciones donde hay productos que no se recomiendan pero luego con el tiempo se decide promover su consumo, obviamente esto puede generar confusión y desconfianza en la población, por lo que intentaré dar algunos consejos sobre cuando creer o no una información de este tipo.
En primer lugar es imposible llegar a la verdad absoluta, por tanto cuando se sabe que algo es cierto, como que el fumar produce cáncer siempre nos movemos en el rango de las probabilidades nunca en el de las certezas, es así como la gran mayoría de los fumadores padecen de cáncer pero seguramente usted conoce a más de una persona que fumó toda su vida y nunca desarrollo uno.
Considerando lo anterior podemos comenzar analizar que situaciones pueden hacer dudar de la veracidad de la información, por ejemplo cuando alguien llama a su celular diciendo que ha sido el afortunado ganador de algún premio, la mayoría pensaríamos que es una estafa telefónica, asimismo cuando alguien habla de un súper alimento que tiene propiedades milagrosas, lo primero es ponerlo en duda porque no hay evidencia de que un solo alimento sirva para curar una enfermedad, dado que su efecto depende de incontables situaciones, pensemos en lo beneficioso del omega 3 del pescado, sin embargo si lo come frito perdió prácticamente todo ese omega 3, o la cúrcuma que tiene un efecto anticancerígeno, sin embargo dicho compuesto debe ser aislado en laboratorio, por tanto el consumo de cúrcuma natural no tendría este beneficio.
En ocasiones las afirmaciones vienen acompañadas de algún estudio científico, pero aun así no hay que confiar tan rápido, por ejemplo si escucha que es una investigación de una universidad prestigiosa, dude enseguida porque lo que importa en un estudio científico es si está bien realizado y no su lugar de procedencia por tanto es solo un intento para convencernos, también es importante el año de publicación, en 1991 el aceite de coco podía prevenir las enfermedades cardiovasculares hoy se sabe que su efecto es todo lo contrario.
Por último aún cuando haya sido un maravilloso estudio tampoco se debe considerar como una recomendación ya que en la ciencia para afirmar que algo tiene evidencia es necesario que existen múltiples estudios de buena calidad y que la mayoría de ellos lleguen a resultados similares, recién en esos casos podríamos confiar en esa información. En otras palabras si un desconocido le dice que su pareja le es infiel uno desconfiaría -salvo que su pareja tuviera antecedentes- Sin embargo si son 15 desconocidos que le dicen lo mismo, la situación se torna como diría un humorista un tanto sospechosa, con los estudios científicos pasa lo mismo siempre se debe partir por desconfiar hasta que se demuestre una cierta tendencia.