El académico del Departamento de Ciencia y Tecnologías de los Alimentos de la Universidad de Santiago de Chile, Raúl Molina, lamenta que el país se encuentre por debajo de la ingesta recomendada por la Organización Mundial de la Salud.
En el marco de la celebración del Día de la Leche, impulsada por la FAO en 2001, el especialista de la U. de Santiago hace un llamado a las empresas del sector con el fin de que incrementen la variedad de productos lácteos. A su juicio, está comprobado que los chilenos prefieren consumir yogurt o helados antes que la leche en su formato tradicional.
En el contexto del Día Mundial de la Leche, que se celebra este 1 de junio, la multinacional Tetra Pak informó que el país ha experimentado un descenso de un 2% en el consumo de leche entre 2016 y lo que va de este 2017. En base a estudios anteriores, hace hincapié en que la tasa de consumo de los chilenos es de 140 litros por persona, muy por debajo de los 170 recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Food and Agriculture Organization (FAO) de la ONU.
Para el especialista en productos lácteos y académico del Departamento de Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Santiago de Chile, Raúl Molina, las cifras se repiten, al menos, desde el año 2000, y dan cuenta de un problema cultural. “Chile siempre ha sido un país con bajo consumo de lácteos. Por eso se creó la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (JUNAEB) hace más de cincuenta años”, recuerda.
El especialista reconoce que se han hecho campañas en los últimos años para incentivar su consumo, debido a su aporte nutricional en grasas, proteínas, carbohidratos y calcio. Sin embargo, sostiene que el impacto es muy acotado como para alcanzar tasas similares a las de Uruguay, Argentina o Estados Unidos, países que superan los 240 litros de consumo anual por persona. En tal sentido, advierte que aun cuando los niveles en nuestro país no son preocupantes, pueden llegar a serlo si el promedio sigue bajando.
Desarrollar nuevos productos
Para subsanar esta situación, propone tres medidas, tomando en consideración que este Día lo impulsa la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en 2001 con dos propósitos: el primero, educar a la población respecto de los beneficios que conlleva consumir leche, y, por otro, incentivar el consumo de productos lácteos en todo el mundo. La primera medida propuesta por el especialista, es que la industria alimentaria desarrolle nuevos productos derivados de la leche, para una mayor aceptación entre las personas. Molina asegura que esto ayudaría enormemente, considerando que Chile se encuentra en el Top 10 a nivel mundial en consumo de yogurt y es el que más ingiere helados en la Región, con una tasa de 10 litros anuales por persona.
La segunda propuesta apunta a incentivar una mayor competencia en una industria alimentaria que, a su juicio, presenta altos grados de concentración. En este contexto, estima que un impulso competitivo permitiría un auge en el desarrollo de tecnologías, lo que redundaría en una mayor innovación de productos, y una baja en los precios que facilitaría el acceso a la población.
En la misma línea, el académico plantea que existe una razón de salud pública para innovar en la materia. “Todos los productos sin lactosa existentes en el mercado y que han sido un éxito en Chile, se deben a que, de acuerdo al Ministerio de Salud, el 50% de la población chilena tiene algún problema relacionado con la lactosa”.
La información se ve refrendada con el informe de Tetra Pak, donde se concluye que la única leche que ha tenido un incremento en su consumo en Chile ha sido la versión sin lactosa, que ha aumentado sobre el 11% durante este 2017.
Formación nutricional en colegios
La tercera propuesta del especialista de la U. de Santiago se centra en el ámbito educativo. Cree necesario que, si bien se entregan nociones de los grupos alimenticios, en los colegios hay que impartir un curso especial donde el alumnado conozca los nutrientes adecuados que permitan una mejor toma de decisiones a nivel alimentario y que contemplen un aumento en el consumo de leche.
“Hay una edad en la que ya no se necesita la misma cantidad de leche que cuando se es más pequeño. Por eso se hace tanto énfasis en que los escolares tomen la cantidad adecuada. Pasados los cuarenta años, el calcio no se adhiere al cuerpo de la misma manera, por lo que hay que ingerirlo con algunos minerales”, explica.
Finalmente, el académico aplaude la iniciativa de la FAO, pues da la oportunidad de poner en el debate público de hablar qué tan bien o mal nos alimentamos y qué tipo de nutrientes requiere nuestro organismo, entre ellos, la que apoya de manera sustantiva el crecimiento normal y la buena salud de niños y niñas.