El 19 de abril se celebra el día Mundial de la Bicicleta, celebración que data desde 1943.
No es una sorpresa darse cuenta como de a poco este medio de transporte va tomándose cada vez más nuestras calles. Poco a poco hemos ido aprendiendo a convivir los peatones y automovilistas con este frágil objeto que deambula muchas veces también aprendiendo a convivir con ellos.
Las infraestructuras urbanas no están habilitadas ni preparadas para recibirlas en los espacios públicos, no hay estacionamientos seguros para poder ir hacer trámites a los centros comerciales o edificios públicos. No hay marcación de calles, ni muchos menos ciclovías para transitar por el centro urbano. Falta habilitar al transporte público para que puedan también ser medios de acercamiento a los ciclistas que vienen de más lejos; tampoco existen incentivos en los sectores productivos que motiven a sus trabajadores para que vayan a trabajar en bicicletas y no en autos propios. Los costos de las bicicletas siguen siendo muy altos para personas de escasos recursos, y la variedad de estas mismas también es restringida, así como su calidad. Podríamos seguir enumerando un sinfín de peros y de condiciones adversas, pero aun así la bicicleta ha llegado para quedarse, y no serán los ciclistas los que tendrán que recluirse, dar marcha atrás a una sociedad que no está preparada para ellos, sino que será la ciudad la que tendrá que adaptarse a esta nueva revolución urbana.
Este crecimiento “cletero” se manifiesta no sólo en el número de ciclistas que se ven los fines de semana, haciendo rutas y salidas grupales, o los estudiantes que se trasladan para ir a colegios, universidades e institutos. Y los que lo usan como un medio de transporte para ir a sus lugares de trabajo. El uso de las bicicletas tiene un impacto en el comercio que se dedica a este rubro, la venta de bicicletas, de implementos asociados, vestimentas y mantención han tenido un significativo incremento en estos últimos años.
El crecimiento más significativo es quizás la conciencia y por lo tanto la nueva cultura que se va formando en torno al uso de la bicicleta. Son numerosas las diferentes organizaciones que se van formando para promover y tomar conciencia del uso de la bicicleta, de los derechos y deberes de los ciclistas a nivel local, nacional e internacional. Se van mirando los modelos implementado en otros países e instituciones que ven este nuevo fenómeno cultural como una oportunidad de crecimiento sustentable.
Por citar alguno de los movimientos más significativos a nivel nacional podemos mencionar www.happyciclistas.cl, www.furiosos.cl, www.macleta.cl, www.parkeatucleta.cl, www.arribaelachancha.cl, y www.bicicultura.cl. Y nivel mundial, las encontramos agrupadas en torno al Foro Mundial de la Bicicleta que se viene organizando desde el año 2012 en Porto Alegre, el año 2016 se realizó en Chile, y este año 2017 tendrá lugar en México, entre el 19 y el 23 de abril.
Demás está hablar de los beneficios personales que tiene el uso de la bicicleta, es momento de poner énfasis en los beneficios, sociales, económicos, ambientales y culturales. Es el momento en que ahora los actores y gestores políticos y técnicos de los estamentos públicos, estatales, y privados, vayan recogiendo la fuerza este movimiento cultural y la puedan convertir en una fuerza transformadora y humanizadora de nuestra forma de convivir y producir.
Las ruedas ya se han puesto a rodar, y no dejarán de hacerlo, al ritmo del corazón humano, que humaniza lo que pasa por su alrededor. Ánimo y a subirse a pedalear.
Por Alejandro Cerda
Académico U. Católica del Norte
Promotor del ciclismo