Para el futuro uno de sus mayores sueños es dar valor agregado a su producto y eliminar los intermediarios.
Pasión, esfuerzo y dedicación es el complemento que da vida a la historia emprendedora de la usuaria del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), HisakoIkeda, quien llegó desde Japón a radicarse a Quebrada de Talca, La Serena, para convertirse en una de las productoras de aloe vera más importantes de la zona.
Tras más de 10 años en el país y con un pasaje sin retorno, Hisako tiene muchas metas que cumplir en el territorio nacional. Una de ellas corresponde al deseo de dar valor agregado a sus productos y eliminar los intermediarios.
Actualmente, la usuaria del servicio del Ministerio de Agricultura posee aproximadamente dos hectáreas con cerca de 3.000 plantas de aloe, de las cuales extrae sus hojas para posteriormente venderlas a una empresa de la región de Valparaíso, esta última las envasa y las comercializa en los supermercados Jumbo de la región Metropolitana.
“Mi idea es evitar esto y ser yo quien entregue a los locales. Quiero imitar un poco lo que se hace en mi país, allá se abre hoja de la planta y se vende el gel al vacío, acá se comercializa entera y mucha gente no sabe cómo consumirla, perdiendo todos los beneficios que podría obtener mediante el producto”, enfatizó Ikeda.
Y tal como comentó Hisako, el aloe es reconocido mundialmente por sus variadas propiedades medicinales y estéticas, destacando de ellas la capacidad para acelerar la curación de quemaduras y la prevención de arrugas mediante la aplicación externa, por otro lado, a través de su consumo es posible reducir la cantidad de azúcar en la sangre de las personas diabéticas y ayudar en problemas de estreñimiento.
Pese a sus cualidades, en la actualidad son pocos los agricultores dedicados al cultivo y venta de esta planta, por lo mismo su historia ha llamado la atención tanto a nivel local como internacional, en este último logró acaparar casi 30 minutos de un programa de la televisión japonesa, en donde contaba su transición del país oriental a tierras chilenas.
UN ESFUERZO QUE ROMPIÓ BARRERAS INTERNACIONALES
Sin duda, el amor es el sentimiento que mueve al mundo y eso bien lo sabe la protagonista de esta historia.
“Yo vine a Chile a hablar de la cultura japonesa a una escuela de yudo, pero nunca pensé que esa experiencia me llevaría a tomar una de las más drásticas decisiones en mi vida. Durante esa visita conocí a un hombre, un hombre del cual me enamoré y por el cual dejé mi trabajo y vida en Japón”, recordó Hisako.
“Nosotros nos conocimos en Santiago, pero cuando decidimos formar una familia nos trasladamos al campo para emprender, ahí junto a 63 productores participamos de una proyecto que buscaba construir una fábrica de aloe, lamentablemente eso no funcionó y muchos de los que estaban inmersos decidieron desistir del cultivo de la planta, pero nosotros no”, contó la productora.
Y fue en ese momento que la emprendedora conoció una mano amiga, el INDAP, una ayuda que hasta el día de hoy es un pilar fundamental para que el negocio de Hisako continúe creciendo.
En esta línea, la japonesa comentó que a través de los años ha recibido distintos tipos de instrumentos de la institución del agro, basándose principalmente en bonos y asesorías técnicas, estas últimas para Hisako tienen un valor especial, ya que “mediante ellas puedo aprender a hacer las cosas por mí misma, es una ayuda que perdura en el tiempo porque los conocimientos los podré usar en el momento que yo desee o los necesite”.
Recientemente, la usuaria fue beneficiada con un kit de riego por goteo de origen israelí, implemento con el cual podrá aprovechar al máximo el recurso hídrico disponible en la zona.
A la venta de aloe vera, la emprendedora suma la crianza de caprinos, la elaboración de queso de cabra con especias y el cultivo de hortalizas como habas y cebollas. Además, como meta próxima la pareja pretende agregar a sus actividades el turismo rural.
