Tres mujeres completaron su proceso terapéutico y comenzarán una nueva vida alejadas de las drogas y el alcohol.
Con lágrimas en sus ojos se despidieron de sus compañeras y se abrazaron con sus familiares. Habían terminado un largo y difícil camino hacia la recuperación, dejando atrás días dolorosos.
“Llegué en muy malas condiciones acá, y hoy estoy bien, recuperada. Agradezco a este centro por apoyarme a salir de este problema”, confesó, aún emocionada, una de las tres mujeres que finalizaron su proceso terapéutico y egresaron del Centro de Tratamiento Residencial Delaia de Coquimbo, perteneciente a la Misión Evangélica Pentecostal de Peñalolén y que recibe aportes del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA) para su funcionamiento.
El trabajo conjunto de estas dos instituciones permite que mujeres con consumo problemático de drogas y alcohol puedan rehabilitarse. “Ellas comienzan hoy un nuevo camino, en familia. Debemos agradecer esta posibilidad que les está entregando la vida”, comentó Antonio Martínez, representante de la Misión.
Para Marcela Bórquez, directora técnica del centro, “el trabajo que realizamos con las usuarias se basa en la responsabilidad y el compromiso. Hoy despedimos con mucha alegría a tres mujeres fuertes y valientes”, señaló.
Delaia es el único centro residencial femenino existente en la región. Es totalmente gratuito y cuenta con un equipo técnico de profesionales experto en la materia. “Estas tres mujeres dieron un paso muy importante en sus vidas. Espero que sigan por el buen camino que iniciaron en el centro y felicito también al equipo por el trabajo desplegado”, comentó Rodrigo Maturana, encargado regional del área de Tratamiento de SENDA.
El acto, que contó con la presencia de padres, hijos y familiares de las usuarias, finalizó con diversas actividades artísticas y una exhibición de los talleres que realizan semanalmente.