La presión de los controladores de los medios de comunicación y la llamada élite empresarial y política de Chile, no lograron instalar a Ricardo lagos como el líder, el salvador o el restaurador del modelo económico. La sensibilidad popular se ha dejado ver en las encuestas y desplazado a Lagos a posiciones que le obligan al retiro involuntario de su fraseologia triunfalista. Se verá obligado a diseñar una estrategia para entrar por la ventana a esta carrera por el poder.
Lo mismo está sucediendo con quien se vio como el líder electoral indiscutido de la oposición, Sebastián Piñera, que con sus errores no forzados y producto de su naturaleza, ha perdido el liderazgo en la línea de partida presidencial, que lo llevará a abandonar esta carrera, producto de que su familia se ha visto afectada por las interpretaciones que se han hecho de sus negocios con una empresa pesquera peruana.
Y ahora le tocó el turno a Alejandro Guillier. Alejandro, la reserva moral de la política tradicional chilena se atrevió a enfrentar la desconfianza genética del chileno, al no incorporar en su currículo que había trabajado en el directorio de la Fundación de la Minera BHP Billiton y que como senador hoy, forma parte de la comisión de minería. FIN
La ocultación de información, enriquecimiento fácil y la vinculación con el poder económico es la causa basal de los casos mencionados de destrucción de liderazgos políticos. Por estos lados del mundo no tenemos líos de faldas o pantalones, crímenes, drogas o escándalos sexuales…aún. Como país tenemos la percepción de una clase política codiciosa, a sabiendas que las reglas que el pueblo les pone a los políticos no tiene excepciones. Los errores se repiten por las mismas causales, en un país que fue modelado en valores económicos, el clasismo y en el tener por sobre el ser: Esta es la ley del Karma para los políticos; se les devuelve lo sembrado.
En otro caso, el Senador Patricio Walker, le propinó –involuntariamente- un golpe bajo a su hermano Ignacio al ser el autor intelectual del caso del diputado Iván Fuentes, sepultando también las potenciales posibilidades eternas de su hermano por ser candidato presidencial.
¿Pero que acaso no entienden? Esto es como la maldición de la momia; quien violentaba los sarcófagos en busca de poder, gloria y fortuna moría de la manera más espeluznante. Es decir, quien se atreva a traspasar los límites de lo que hoy los chilenos tenemos como sagrado, como la fe pública, la confianza y la credibilidad en los valores superiores ciudadanos por lograr su objetivo personal; está muerto. El arqueólogo que no respetaba las tumbas egipcias por sus ansias de poder y gloria, era castigado con la humillación y la muerte.
Después de todo llegar a ser Presidente de la República representa la entrega superior de la persona a la lucha por la justicia, la equidad social y económica; a la creación de oportunidades para todos por igual y la felicidad de un pueblo; pero ser candidato hoy se ve como la aspiración más vil por el poder, la gloria, el ego y la insoportable tentación de formar parte de los clanes mafiosos por el dinero que el pueblo o la ciudadanía-como guste llamarlo- interpretan como las causas de su infelicidad, de su trabajo excesivo por lo mínimo y sus inalcanzables sueños de ser felices en un país naturalmente hermoso.
Orlando Alfonso Olave Twitter: @oaolave