El especialista en hábitat y territorio de la Universidad de Santiago, Dr. Carlos Muñoz Parra, sostiene que las autoridades regionales deben intentar detener la expansión de las urbes hasta que se defina una ley de ordenamiento territorial en el país. Ello, con el fin de evitar que siniestros como los diecisiete que se encuentran activos en diferentes regiones afecten a viviendas o personas, como ya está ocurriendo. “Los instrumentos de planificación se han ido actualizando de manera unilateral”, critica.
El último balance de la Onemi, la Dirección Meteorológica y Conaf informa que, hasta este minuto, hay 17 focos de incendios forestales activos, con 21 personas damnificadas producto de los siniestros y 12 viviendas destruidas.
Para el arquitecto experto en hábitat y territorio de la Universidad de Santiago, Carlos Muñoz Parra, las llamas afectan construcciones en zonas que no están reguladas en las planificaciones de cada ciudad. Sin embargo, al no existir un instrumento legal unificado que establezca los parámetros del ordenamiento territorial del país y al no verse una solución a esto en el corto plazo, “lo que se puede hacer es mitigar el problema mientras no se regule, e intentar detener los crecimientos de las zonas urbanas hacia zonas rurales”.
El especialista ejemplifica con la situación de la capital. “Por lo menos el Plan Regulador de Santiago ya tiene definido un límite urbano. Si ya está definido, no lo cambiemos el próximo año. Mantengámoslo hasta que tengamos un instrumento o una legalidad que nos permita controlar el crecimiento en relación a los territorios donde nos desarrollamos”, señala.
“Se han ido actualizando los instrumentos de planificación de manera unilateral, en la medida de las razones y necesidades de cada asentamiento urbano o ciudadano que requiera mayor espacio para poder desarrollar las ciudades”, critica Muñoz, en alusión a decisiones que adoptan distintos municipios sin una coordinación previa con otras zonas.
“Uno de los graves problemas que tenemos en estas metrópolis es que tenemos gobiernos locales autónomos, que son las alcaldías, y estas no se coordinan necesariamente entre todos los municipios”, grafica.
“Doy el ejemplo de Santiago”, continúa, “pero podría ser para el resto de las regiones del país, donde tenemos ciudades de carácter metropolitano que son muy invasivas con los territorios rurales y donde hay un crecimiento desmedido, como podría ser la conurbación Valparaíso-Viña del Mar, Talcahuano-Concepción-Lota, o lo que está pasando con La Serena-Coquimbo, Iquique-Alto Hospicio o Rancagua-Machalí, donde efectivamente se están desarrollando de manera explosiva los crecimientos urbanos y que podrían avanzar sobre los territorios rurales, presentando una dificultad en términos de acercamiento hacia el peligro”, afirma.
El académico insiste en que “se puede declarar una mayor densidad habitacional en algunos sectores, que permita absorber los crecimientos propios de la población, sin tener que avanzar sobre el territorio rural que nos acerca a los peligros de los que estamos hablando”.
Sin un alcalde mayor, el intendente solo puede proponer
¿Quién está llamado a controlar el crecimiento de los límites urbanos? “Mientras no haya una unidad como un alcalde mayor”, responde Muñoz, “quien puede empezar a recomendar y pedir sería la autoridad regional del Ejecutivo, que sería el Intendente, pero a manera de solicitud, de pedirle coordinar”.
Esto, ya que “el intendente es una figura que obedece solamente al Ejecutivo y no tiene potestad normativa ni administrativa con el alcalde de turno en cada municipio, solo le corresponde sugerir o recomendar, pero no mandatar”, explica.
“También puede actuar la Comisión de Vivienda, Ciudad y Territorio en la cual convergen varios ministerios que podrían ser actores empoderados que pudieran ayudar en este proceso de mejoramiento”, afirma.
Solo medidas de mitigación
Para prevenir que nuevos incendios afecten en el corto plazo a viviendas y personas, el arquitecto sostiene que solo pueden adoptarse medidas de mitigación.
“Se pueden tomar medidas de alerta en zonas que son evidentemente peligrosas, por el alto grado de calor, sequía y que están cercanas a centros urbanos, y que están orientadas justamente en el origen de los vientos que llegan a las ciudades”, afirma.