La cifra del experto de la Universidad de Santiago, Guillermo Pattillo, es superior al 3,2% que proyectó el Ministerio de Hacienda, por lo que llama a frenar la tasa de crecimiento de la deuda. “La señal más relevante que puede dar la autoridad en este Presupuesto es que en 2017 el déficit efectivo baje muy significativamente. Es decir, a la mitad de lo que piensa que va a ocurrir este año”, afirma.
El académico plantea que, con esta proyección, “2016 será el último año en que el Gobierno Central es acreedor neto para pasar a deudor neto desde 2017 en adelante”.
Esta semana se conoció un informe de la Dirección de Presupuestos que señaló que el stock de la deuda pública llegó a más de US$50 mil millones al mes de junio, el mayor monto de la deuda en la historia. La cifra representa un 20,6% del PIB, el nivel más alto desde fines de 1994.
Un informe del economista de la Universidad de Santiago, Guillermo Pattillo, proyecta un déficit fiscal al finalizar este 2016 de 3,5%, superior al 3,2% que proyectó el Ministerio de Hacienda a inicios del segundo semestre de este año. Esto, producto del aumento del gasto y un crecimiento menor de los ingresos proyectados para 2016.
El experto advierte que de no modificarse las tendencias actuales, el crecimiento de la deuda que se proyecta para el mediano plazo “afectará la solvencia del fisco y, con ello, producirá un deterioro en la clasificación de riesgo del país”. Es decir, un encarecimiento para acceder al crédito tanto para agentes públicos como privados.
“Las finanzas públicas están bien, pero avanzan en una tendencia que, si no se le pone atajo, va a deteriorar significativamente la situación en 10 años más”. No obstante, reconoce que los actores, en conocimiento de la tendencia, actúan anticipándose a los hechos, por lo que “el alza de riesgo no ocurrirá en diez años más, sino antes”.
“El mensaje de fondo es que la tasa de crecimiento de la deuda no puede continuar”, enfatiza Pattillo, lo que debiera traducirse en el saldo proyectado de manera anual. “Si la Presidenta anunciara un déficit efectivo de 2,8% del PIB, estaríamos muy mal. Si el Gobierno tiene razón y finalmente el déficit fiscal es de 3,2%, habría que bajar eso muy significativamente en 2017, para dar una señal de que en verdad hay preocupación”, sostiene.
“El control del déficit efectivo es absolutamente fundamental y la señal más relevante que puede dar la autoridad en este Presupuesto es que en 2017 este baje muy significativamente. Es decir, a la mitad de lo que piensa que va a ocurrir este año. Si fuese de 1,5% del PIB, eso es significativo. Eso implicaría que si las cosas se hacen bien, quizá el año subsiguiente se llegaría a un equilibrio efectivo”, afirma.
Además, sostiene que el gasto debe circunscribirse a la regla fiscal, asegurando la convergencia al equilibrio en el plazo más breve posible. “La única manera de llegar a esto es mediante un control muy férreo del crecimiento del gasto. Eso significa que en 2016, algunos ministerios debieran reducir derechamente su gasto, dado que educación, salud y seguridad, donde están los énfasis, no se van a reducir”, argumenta.
Gobierno Central: De acreedor neto a deudor neto
Por otra parte, y en base a su proyección de 3,5% del déficit fiscal, el economista asegura que “los pasivos financieros brutos alcanzarían cerca de 21% del PIB, cifra aproximadamente igual al stock de activos”. En base a esta previsión, señala que “2016 será el último año en que el Gobierno Central es acreedor neto para pasar a deudor neto desde 2017 en adelante”.
“En forma instantánea, esto no traerá ninguna consecuencia. Ahora, si la tasa de crecimiento de la deuda sigue siendo como la que hemos observado en estos últimos años, más de dos puntos por sobre el PIB cada año, muy pronto habrá una deuda que llegue al 30% o 35% sobre el PIB”, advierte.