Numerosos fieles y autoridades llegaron hasta el templo Catedral de La Serena, con motivo de participar en el tradicional Te Deum, acción de gracias a Dios, por un nuevo aniversario de la independencia de Chile, celebración que fue presidida por el Arzobispo de La Serena, Monseñor René Rebolledo Salinas.
En su homilía, el Pastor Arquidiocesano recordó a las víctimas y damnificados por la catástrofe que afectó la región de Coquimbo el 16 de septiembre de 2015, manifestando que “Aún en el dolor experimentamos la misericordia del Señor. En efecto, por medio de algunos signos, recordamos a las hermanas y hermanos que han sufrido mayormente las consecuencias del terremoto y tsunami que nos afectó el año pasado. Los cirios encendidos nos hacen presente la salvación en Cristo, la esperanza y la confianza de que los fallecidos gocen del descanso eterno (…).A un año de la tragedia persisten desafíos provocados por la catástrofe que es preciso afrontar, obviamente en consenso y procurando el bien común”.
En este mismo sentido, recordó con gratitud a los voluntarios que ayudaron a quienes sufrieron los embates de la naturaleza. “Hemos visto a miles de personas que salieron al encuentro de las necesidades de los hermanos que estaban sufriendo en Baquedano y en Tongoy. Portando elementos que nos recuerdan esta loable actitud han ingresado en la procesión de entrada algunos de ellos que han tenido labores de coordinación representando a quienes trabajaron arduamente en el lugar de la tragedia. Colaborando con generosidad, sacrificio y gran espíritu de abnegación nos han hecho presente una hermosa máxima del Evangelio: “Si sufre un miembro, los demás sufren con él. Si un miembro es honrado, los demás toman parte en su gozo” (1Cor 12, 26). A ellos profundo reconocimiento en este día. ¡Que esta actitud sea un signo de solidaridad que nos acompañe siempre, también en el caminar de nuestro pueblo!”, enfatizó el Arzobispo.
Desafíos para el porvenir
Además indicó que esta celebración “es una preciosa oportunidad para contemplar igualmente cuales son los valores que han distinguido y favorecido la grandeza de nuestro país y cómo en la corresponsabilidad de todos pudiéramos potenciarlos para proseguir construyendo el presente y el futuro de nuestra nación sobre fundamentos sólidos”.
Del mismo modo, el Pastor sentenció que cumplía con un grato deber al presidir, por segunda vez en La Serena, el Te Deum de Fiestas Patrias, en el cual se contemplaron “plegarias que ofrecemos al Señor por cuantos en nuestra Patria y, muy especialmente, en nuestra Región están investidos de autoridad. El Señor sabrá recompensarles por su entrega generosa, también con innumerables sacrificios a favor de su pueblo, especialmente si tal servicio ha sido preferencial con los pobres y carenciados. Al mismo tiempo, Él los sabrá iluminar para afrontar los grandes desafíos, sobre todo en aquellos que requieren valentía y fortaleza, para promoverlos y defenderlos, cuando están en juego valores que afectan el presente y el porvenir de nuestro pueblo. Sin duda, para quienes profesan la fe católica, tal reto es de singular importancia, dado que un discípulo misionero de Jesucristo, está llamado a vivir en su ejemplo normativo y a dar un testimonio de su esperanza en todas las circunstancias de la vida”.
Asimismo agregó que “no es posible construir el porvenir de nuestra Patria sin asumir la (…) corresponsabilidad que a cada uno compete. El presente y el futuro de nuestra nación no deben dejar indiferente a nadie. Todos podemos, aún más, debemos aportar para buscar soluciones y propuestas justas y equitativas para construir la Patria sobre un fundamento que verdaderamente renueve nuestra esperanza”.
Finalmente, el Arzobispo señaló: “Pido a la Virgen Santa, Nuestra Señora del Carmen, que Ella interceda por nosotros a fin de que Chile y nuestra región se abran a una nueva primavera. ¡Tanto la necesitamos!”.