El especialista de la Universidad de Santiago, Jaime Retamal, avala la opción de normarlas por la vía legal. Sostiene que el país es “el que tiene más tiempo a los niños dentro de la escuela”, por lo que no justifica exceso de deberes fuera del horario escolar.
“El ‘colegiocentrismo’ no es saludable ni una buena alternativa para ningún país”, advierte.
La Comisión de Educación del Senado aprobó en general el proyecto que modifica el decreto con fuerza de ley N°2, de 1998, del Ministerio de Educación, con el objetivo de evitar el exceso de tareas escolares para ser realizadas en el domicilio de los estudiantes. Ahora, la iniciativa se discutirá en sala, lo que ha despertado polémica respecto a si es o no conveniente normar esto legalmente. De hecho la Ministra de Educación afirmó que “no es necesaria una ley”.
Para el doctor en educación de la Universidad de Santiago, Jaime Retamal, lo más idóneo para regular las tareas es “en primer lugar, una ley. En segundo lugar, no excluiría ningún mecanismo: podría ser una ley especial o buscaría una fórmula legislativa especial para establecer un decreto que regule el tema de las tareas”.
Respecto a las razones de por qué debieran normarse legalmente, el académico del Departamento de Educación del plantel estatal sostiene que “Chile es el país que tiene más tiempo a los niños dentro de la escuela y también se les da tarea. Es decir, están ocupando una cantidad enorme de tiempo trabajando en el colegio y, luego, siguen trabajando en la casa para la escuela”.
“Depende de los contextos si se legisla o no respecto a las tareas. En Bélgica hay muchas leyes, en Estados Unidos y Finlandia no hay leyes, y en otros países el comportamiento es distinto. No hay una norma internacional que diga si se deben o no hacer leyes sobre las tareas”, explica.
Retamal es partidario de que la materia sea revisada en el Parlamento ya que “es en el Congreso donde se escuchan las voces de los movimientos, de los padres, de los profesores, de los especialistas y también del Ministerio”.
El especialista hace hincapié en que el proyecto que se discutirá en el Congreso “no es una ley ‘antitareas’, es una ley en contra del exceso de tareas, algo bien distinto. No es que se acaben las tareas, sino regular su exceso”.
“Los niños y sus familias tienen derecho a usar su tiempo como ellos quieran”, afirma el experto, quien califica a las tareas como “una intrusión de la escuela al interior de las familias que no es normal” por lo que llama a “regular su exceso”.
“Cualquier profesor que ejerce en el sistema sabe que el exceso de tareas es un problema y atenta contra su propio desarrollo personal y su autonomía profesional, pero a veces son los directores o sostenedores los que presionan para que los jóvenes mejoren sus puntajes en pruebas estandarizadas como el Simce. Entonces, los profesores se ven obligados a enviar tremendas guías y tareas para la casa, ese es el punto” recalca.
Las razones para limitar el tiempo destinado a tareas
De acuerdo a Retamal, “decenas de expertos apoyan la idea de que las tareas no aportan en nada al crecimiento de los aprendizajes, al rendimiento escolar o en pruebas estandarizadas. Es decir, las tareas están demás. Hay que aprovechar mejor el tiempo al interior de la sala de clase”.
No obstante, ¿son inútiles las tareas? El especialista explica que “son un ritual de la educación, de mimetismo de autoridad donde los padres les dicen a los estudiantes en su casa que si no terminan las tareas, no pueden jugar”.
“Hay un mimetismo de autoridad y un ritual cotidiano escolar en el que los padres refuerzan su autoridad en sus casas”, sostiene.
Además, cita al investigador del Departamento de Psicología y Neurociencia de la Universidad de Duke (Estados Unidos), en el sentido de que “básicamente, las tareas no deben demorar más de 10 minutos, y si es de lectura, 15, pero, básicamente, es la regla de los diez minutos en total”.
“El resto del tiempo, los jóvenes y niños tienen derecho a aprender como les plazca: con el juego, la lectura, la televisión, el museo, etcétera, porque se desarrollan otras habilidades de aprendizaje fuera del colegio. El colegiocentrismo no es saludable ni una buena alternativa para ningún país”, concluye.