Especialistas recomiendan privilegiar el consumo de preparaciones saludables en cocciones calientes como sopas y guisos de verduras.
Es habitual escuchar en invierno que, a raíz del frío, dan ganas de comer alimentos más contundentes y calóricos y que, al mismo tiempo, con las bajas temperaturas, resulta mejor estar en la casa antes que salir a realizar actividad física.
Para Mariana Araya, nutricionista y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica del Norte, éstas son algunas de las excusas más utilizadas para “tentarse” y dejar de lado, por unos meses, la alimentación saludable.
De acuerdo a lo que explicó la especialista, a pesar de que no existen causas claramente definidas, cuando hace frío el cuerpo utiliza más energía ya que nuestro organismo necesita mantener una temperatura que ronde 37 °C, por ello, al existir pérdida de ese calor, el sistema lo obtiene de los alimentos.
Sin embargo, la nutricionista aclara que “en invierno utilizamos ropa más abrigada, es decir, la temperatura corporal sería compensada por la ropa y no sería necesario aumentar la ingesta de alimentos, por tanto, a pesar de que a raíz del frío exista un aumento en el metabolismo basal, este incremento no es significativo como para llegar a la necesidad de consumir más alimentos”.
Por otro lado, la académica UCN explicó que los ambientes oscuros y el frío tienen un efecto negativo en algunas personas generando cambios de ánimo y de conductas, incluso aumentando el deseo de comer. “Cuando hay menos luz se secreta más hormona melatonina, que genera una baja en la temperatura corporal; y además disminuye la serotonina, neurotransmisor regulador del ánimo, así como de la sensación de placer y bienestar; por ende, se tiende a buscar alimentos que intervengan en la síntesis de estos neurotransmisores actuando con algún efecto anímico”.
Y agrega “esto también se relaciona con que, durante esta época del año, se incremente la ingesta de carbohidratos simples ya que aumentan la cantidad de triptófanos, un aminoácido que incide en la síntesis de serotonina y eso produciría una mejora en los niveles de este neurotransmisor”.
Finalmente, Araya hizo hincapié en la importancia de realizar actividad física durante todo el año debido a que en invierno las personas tienden a ser más sedentarias, lo que aumentaría sus niveles de ansiedad, ocasionando una excesiva ingesta de alimentos a consecuencia del estrés.
“Para evitar consecuencias negativas durante esta estación no hay que comer más, hay que comer distinto, es decir, preferir siempre preparaciones saludables en cocciones calientes como sopas y guisos de verduras, siempre preparadas con carnes bajas en grasas y no olvidar realizar actividad física a fin de compensar la ansiedad”, recomendó.