La iniciativa es liderada por el Instituto de Políticas Públicas y ya culminó su primera etapa, definiendo los sectores elegidos para su implementación.
Transferir de manera participativa y con gran empoderamiento territorial la tecnología de atrapanieblas a comunidades agrícolas de la región de Coquimbo, a fin de generar recursos hídricos que ayuden en las actividades productivas, es el objetivo de un proyecto que lleva adelante el Instituto de Políticas Públicas (IPP) de Universidad Católica del Norte.
La iniciativa, iniciada en noviembre de 2015, ya culminó su primera etapa, que corresponde a la selección de las tres comunidades agrícolas (una por cada provincia), que participarán en la iniciativa. A fin de socializar con actores claves los avances alcanzados y así contar con una retroalimentación desde las respectivas experiencias, el pasado jueves (14) se realizó en la UCN una reunión a la que fueron invitados representes de Conaf, Prodesal (Programa de Desarrollo Local), Gobierno Regional, Programa de Zonas Rezagadas, Fundaciones vinculadas y Bienes Nacionales.
Las tres comunidades elegidas para esta experiencia son Los Tomes (Choapa), Majada Blanca (Elqui, sector Pan de Azúcar), y, probablemente, Lorenzo Peralta de Punilla (Limarí), las que cumplen las características productivas, técnicas y sociales para trabajar en el proyecto. En conjunto, y sin considerar a los respectivos grupos familiares, se espera abarcar a unos cien comuneros.
“Nuestra meta es lograr transferir a estas tres comunidades de secano de la región las capacidades técnicas y sociales requeridas para construir, operar y mantener un sistema de captación y riego, basada en la tecnología de atrapanieblas y además asociada a un modelo de negocios sustentable”, explica Daniela Henríquez, socióloga a cargo del proyecto y además subdirectora del IPP.
“Queremos lograr una innovación respecto a cómo se han llevado hasta ahora los procesos de transferencia tecnológica. La idea es generar un proceso participativo y con gran empoderamiento territorial. Nuestra apuesta es que el proceso de transferencia tecnológica no solo sea un proceso técnico, sino también con un componente fuerte en lo social”.
La tarea implica un cambio cultural, y así lo entiende el equipo a cargo del proyecto. Sin embargo, indica Daniela Henríquez, “la principal dificultad no tiene que ver con las comunidades, sino con la política pública. Por eso también el proyecto es de transcendencia para nosotros. Lo que queremos es poder modificar culturas”, enfatiza, aclarando que con ello, más que a las comunidades, aluden a los actores públicos, los agentes del Estado, principalmente los encargados de crear o impulsar estos procesos de innovación y transferencia. “Es ahí donde tenemos que hacer una modificación, y la principal herramienta para poder mostrar que esto funciona es a partir de la evidencia”, concluye.
La iniciativa, financiada por el Gobierno Regional a través del Fondo de Innovación para la Competitividad, FIC-R, cuenta con la colaboración del Colab (Centro de Innovación Social de la PUC), y de organismos públicos y privados, además de expertos de la UCN de las áreas de economía y ciencias del mar.
Con una fecha de término prevista para noviembre de 2017, en los próximos meses están previstas una serie de actividades, la mayor parte de ellas en terreno, dedicadas a echar a andar esta iniciativa contando con la participación de sus beneficiarios. Entre tales acciones se incluye la construcción, junto a las respetivas comunidades, de tres sistemas de atrapa nieblas (uno en cada localidad) y sus correspondientes sistemas de distribución, según el destino productivo previamente determinado; asimismo, se realizarán talleres de capacitación para el diseño de los planes de negocios y comercialización.
Opiniones
Para Sebastián Gatica, director del Colab, laboratorio que aporta la experiencia técnica y el conocimiento ingenieril en atrapanieblas, el desafío es movilizar a los distintos actores a colaborar con esta iniciativa. “Esperamos dejar instalada la capacidad de coordinarnos en función del desarrollo territorial a nivel de comunidades agrícolas y de las organizaciones sociales que están buscando empujar un desarrollo territorial más acorde con la sostenibilidad”, subraya.
César Patiño, coordinador del Prodesal de la Municipalidad de Coquimbo, destaca que su organización puede aportar la experiencia de dos atrapanieblas ya instalados. Sobre los factores que favorecerían el empoderamiento de esta tecnología por parte de sus beneficiarios, destaca la importancia de “trabajar codo a codo con la comunidad, realizar diagnósticos certeros de manera de poder capturar todas las necesidades y priorizarlas”.
Robinson Laferte, coordinador regional del Programa Especial para Territorios Rezagados, comentó que, claramente, el déficit hídrico es una limitante para el desarrollo agrícola, y por lo mismo, valoró esta iniciativa que aporta una alternativa de abastecimiento de agua y permite complementar el trabajo que se ha venido haciendo con el Indap. Lo que queda de aquí a noviembre de 2017, señala, “es hacer una apuesta en tener un trabajo colaborativo, cómo las comunidades se involucran en esto, y ven esta alternativa como una solución y cómo esto continua, la gobernanza que tiene que existir”.