Tecnología es más sencilla y económica de implementar que la tradicional, lo que la haría especialmente apta para zonas rurales.
Con un déficit del 77 % en los caudales y 89% en los embalses inició este año el sistema hidrológico de la Región de Coquimbo, según datos del área de meteorología de Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA), que califica este estado como “crítico y deficitario”. Y si bien las lluvias primaverales han mejorado algo la situación, el fin de la sequía aparece aún muy lejano y tomará años la plena recuperación de recursos hídricos, afirman expertos del mismo centro.
De no tomarse medidas, el déficit en ésta y otras regiones del norte se verá agravado para el año 2025, dado que en ellas se espera un aumento en la demanda por el agua, que en algunos casos superará el 50% (Estrategia Nacional de Recursos Hídricos 2012-2025).
Es en ese contexto que se inserta un proyecto adjudicado por el Fondo de Innovación para la Competitividad Región de Coquimbo, FIC-R 2015, a la Universidad Católica del Norte, y que, en grandes líneas, apunta a depurar aguas residuales de procedencia doméstica rural, cultivos acuícolas y efluentes de plantas industriales locales.
Para ello, los profesionales de la Facultad de Ciencias del Mar de la UCN adaptarán una tecnología japonesa de bajo costo y ya probada con éxito, como una nueva alternativa para el tratamiento y recuperación de aguas residuales, con miras a reemplazar y/o complementar las plantas tradicionales de tratamiento y los sistemas de agua potable rural (APR).
La idea, relata el ingeniero Joel Barraza, director del proyecto, surgió el año pasado, durante el tradicional curso de acuicultura sustentable impartido por la UCN, oportunidad en que el Dr. Nagahisa Uki, experto de JICA (Agencia de Cooperación Internacional de Japón), propuso el uso de esta nueva tecnología, más simple y económica de implementar, como una alternativa para tratar las aguas contaminadas con residuos orgánicos (aguas de plantas de procesos, pesqueras, domésticas y provenientes de los sistemas de acuicultura).
Esta innovación, destaca el académico, fue elegida por la ONU entre las 10 tecnologías que contribuyen al medioambiente, básicamente por la relación entre la eficiencia que genera y los costos asociados a su implementación y a la producción de agua limpia.
“Queremos instalar un proceso alternativo, que degrada la materia orgánica a través de una relación aerobica/anaeróbica permanente, evitando de esta manera la generación de lodo, ya que éste es consumido por las bacterias usadas en el proceso. Los costos operacionales son bastante menores, porque al requerir menos aireación demanda menos energía, no hay residuos y genera agua limpia igual que con el sistema de lodos activos”, explica.
Además, agrega que, a sugerencia de la Corporación Regional de Desarrollo Productivo, se orientará este adelanto a los APR, “que necesitan tratar sus efluentes, contando actualmente como única opción el uso de lodo activo, que es una alternativa clásica que funciona, pero que implica un tratamiento complejo, caro de implementar y de operar, y que requiere manejo tecnológico de los usuarios”.
Joel Barraza adelanta que ya están en conversaciones con Aguas del Valle, a fin de que la empresa otorgue al proyecto un sector de una planta que tengan en proceso. “nuestra idea es instalar una planta piloto paralela a la de ellos, para evaluar y comparar en terreno una situación real”. En esta tarea, subraya, contarán con el apoyo especializado del experto japonés, Dr. Uki.
Y, aun cuando no ha sido oficialmente lanzado, el programa ya está en marcha y contempla entre sus próximas actividades una misión tecnológica a Japón, para ver las plantas en operaciones. Posteriormente, en marzo/abril de 2016, se procedería a la implementación de la planta piloto y luego de unos 5 a 6 meses de evaluación se estará en condiciones de medir la efectividad. “Lo interesante es que lo queremos hacer en un área con una situación real, no una condición de laboratorio, vale decir a una escala semi industrial, que favorecería a unas 80 familias, con una tecnología ya probada en otro país. Si funciona, como creemos que va a ser, lo siguiente sería abarcar un pueblo de mayor envergadura, donde podamos manejar el factor de escala”, concluye el académico e investigador de la UCN.
Equipo a cargo
El proyecto “Introducción – a nivel piloto – de una nueva tecnología para depuración de aguas residuales en aguas rurales, acuicultura y efluentes de plantas industriales en la región de Coquimbo” fue adjudicado en el Concurso del Fondo de Innovación para la Competitividad Región de Coquimbo, FIC-R 2015.
Para sus 15 meses de funcionamiento cuenta con un presupuesto total de cerca de 130 millones de pesos, de los cuales 111 millones son aportados por el FIC.
El equipo a cargo del trabajo es encabezado por el Ingeniero Joel Barraza, y además es integrado por Juan Enrique Illanes Bücher (ingeniero de proyecto), Carlos Basulto, Director del Laboratorio Central de Cultivos UCN (director alterno), Germán Merino, académico e investigador del Departamento de Acuicultura; Guido Drago, economista evaluador de proyectos; Macarena Morales (dirección administrativa del proyecto), más 2-3 ingenieros de apoyo. Al equipo se suma el prestigioso experto mundial Dr. Nagahisa Uki, experto de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), que hará el enlace entre la UCN y el área de ingeniería del país nipón.