Por Nicolás Sepúlveda y Benjamín Miranda
La situación del concejal de La Calera Karim Chahuán, detenido inicialmente por un saqueo, se agrava. Ahora es investigado por sus nexos con Pedro Melo Cartagena, líder de la banda que en 2011 cayó en la Operación Ballena con 211 kilos de droga. La Fiscalía presentó al tribunal el testimonio de un imputado que relata que Chahuán recibía a Melo Cartagena en su automotora, donde los vio pesar droga. Las pesquisas indican que le facilitaba vehículos a cambio de cocaína y que intercedía ante Carabineros para que autos involucrados en delitos de drogas pasaran al corral municipal solo por infracciones de tránsito.
La sorprendente doble vida del concejal de La Calera Karim Chahuán (RN), quien fue detenido en diciembre por coordinar el saqueo a un mall en medio del estallido social, sigue revelando episodios sobre sus conexiones con narcos. No solo con delincuentes que operan a nivel local en La Calera, como se había informado hasta ahora, sino con uno de los proveedores de droga más grandes de la zona central del país: Pedro Melo Cartagena, “el guatón Pemo”. Melo es líder de la banda que en 2011 acaparó la atención de la prensa porque introdujo al país 211 kilos de cocaína base boliviana –destinadas a La Granja, La Pintana y Puente Alto–, tráfico que fue detectado por la Operación Ballena de la PDI.
El concejal fue detenido el 2 de diciembre pasado por su rol en el saqueo del mall Open Plaza La Calera. Su arresto tuvo amplia difusión debido a sus vínculos políticos y su militancia en RN: es hijo del ex alcalde de esa ciudad y actual consejero regional, Roberto Chahuán, y primo en tercer grado del senador y precandidato presidencial Francisco Chahuán. Pero su caso se hizo más notorio cuando CIPER informó que la Fiscalía había detectado su rol en el saqueo debido a que tenía intervenido su celular desde antes que se iniciaran las protestas que han sacudido al país, pues se le investigaba por su colaboración con una banda narco cuyos miembros también perpetraban asaltos simulando ser agentes de la PDI (vea ese reportaje de CIPER).
Ahora, es investigado además por sus vínculos con uno de los más influyentes traficantes de la zona central. “El guatón Pemo” también es calerano, pero sus operaciones se expanden por la Región de Valparaíso y la zona sur de Santiago. Ha sido condenado por tráfico y se le reconoce como uno de los principales proveedores de los grupos que dominan territorios de populosos sectores, como la Población San Gregorio.
Este nuevo caso de penetración narco en el mundo político municipal se suma a los vínculos entre el PS de San Ramón y el alcalde de esa comuna, Miguel Ángel Aguilera, con un jefe narco de la Población La Bandera (vea el reportaje de CIPER “La historia del alcalde de San Ramón con el narco que hundió su carrera política”).
La relación del concejal Chahuán con bandas narco quedaron expuestas en la indagatoria judicial cuando los detectives de la PDI analizaron el tráfico de su teléfono. El aparato estuvo intervenido por la policía entre septiembre y diciembre de 2019. Ese análisis ya determinó que al menos en una ocasión el concejal le pasó un vehículo de su automotora Chahuán Cars –un negocio de sus padres que él administra– al traficante Pedro Melo a cambio de cocaína.
Los fiscales que investigan a Chahuán ya afinan la reformalización programada para el próximo viernes 17 de enero donde se espera que amplíen los cargos en su contra. La PDI analiza nuevas pruebas y testimonios que lo amarren a una probable condena. Esas evidencias muestran cómo utilizó su cargo de concejal para beneficiar a narcotraficantes -en parte gracias a su relación privilegiada con Carabineros- y cómo en su automotora se pesaba y dosificaba droga.
TELEFONAZO A CARABINEROS
“Hueón, contesta el teléfono, te está llamando tu jefe”.
Para el Ministerio Público esta frase sintetiza la relación que mantenía Chahuán con carabineros de La Calera y otras localidades de la Provincia de Quillota. La interceptación de las comunicaciones telefónicas del concejal no solo dejó en evidencia su participación en el saqueo al mall Open Plaza La Calera el pasado 29 de octubre, sino también la fluida comunicación que mantenía con los uniformados, la forma en que se dirigía a ellos y cómo utilizó su posición para obtener información clasificada e influir en las decisiones que tomaban.
El ejemplo más claro fue expuesto ante el tribunal de La Calera el pasado 30 de diciembre, cuando la justicia revisó y confirmó la medida cautelar de prisión preventiva en contra de Chahuán por el saqueo al centro comercial.
El fiscal a cargo de la investigación, Felipe González, relató en la audiencia que el 9 de septiembre de 2019 una persona fue detenida en la zona de El Melón portando marihuana y pasta base de cocaína en un vehículo marca Chevrolet, modelo Prisma, adquirido en la automotora del concejal. La Fiscalía ordenó incautar todas las especies involucradas en el delito, lo que, obviamente, incluía el automóvil. Pero un telefonazo detuvo este proceso. Según la intercepción telefónica llevada a cabo por la PDI y citada por el persecutor, Chahuán se comunicó con el carabinero jefe de la Tenencia de Nogales, Julio Ruiz Mendoza –a quien llamaba “Julito” – y logró que el auto fuera destinado al corral municipal solo bajo una infracción de tránsito, sin dejar rastros de alguna vinculación con la Ley de Drogas.
Horas más tarde, Chahuán le contó por teléfono a un trabajador de su local -no individualizado en la investigación- que el jefe policial también le aportó información sobre el caso, específicamente que en el auto apenas encontraron “como nueve papelillos”.
El oficial Julio Ruiz dijo a CIPER que recuerda haber recibido esa llamada de Chahuán, pero no que el concejal le haya pedido llevar el auto al corral, solo que le preguntó por el vehículo. Dijo que no ha sido llamado a declarar, que conoce a Chahuán desde pequeño, que tenía un trato deferente con él por su rol de autoridad municipal, pero que nunca lo favoreció de manera irregular.
En la audiencia del 30 de diciembre, el fiscal González expuso la relación entre el concejal y el narcotraficante Pedro Melo Cartagena. Ante el tribunal, el persecutor leyó la declaración de un imputado que entregó datos sobre los vínculos de Chahuán con el narco que cayó en la Operación Ballena. CIPER contactó a esta persona, quien pidió la reserva de su identidad y confirmó la versión que el fiscal entregó en la audiencia.
El testimonio resultó clave para abrir otro abanico de posibles delitos cometidos por el concejal, y para aportar datos sobre sus movimientos e influencia en la zona. Según la declaración de la persona imputada que leyó el fiscal, Chahuán se jactaba de su relación con los carabineros de unidades locales, por lo que “varias veces” le insistió en que llevara sustancias ilícitas a su automotora sin temor a represalias, pues se consideraba “amigo de todos los policías”. El Ministerio Público agregó que Chahuán logró rescatar al menos tres vehículos involucrados en infracciones a la Ley de Drogas desde el corral municipal, incluso acudiendo personalmente y amenazando a los trabajadores de ese lugar.
“Chahuán Cars”: la automotora de Karim Chahuán y su familia
El testimonio de la persona imputada confirmó que su detención se produjo cuando, junto a otro sujeto, transportaban siete bolsas con cocaína, cerca de diez gramos de marihuana y bolsas plásticas para dosificar las sustancias. El auto en el que se movilizaban lo habían comprado a Chahuán. El vehículo no tenía permiso de circulación, por lo que quedó retenido en el corral municipal. Según la versión del imputado, llegó a un acuerdo para que el concejal pagara el permiso de circulación, el seguro automotriz y el cargo por el tiempo que el auto estuvo en el corral. Después de eso, Chahuán le hizo la transferencia del auto, el que estaba a nombre de un ciudadano venezolano: “Me enteré por un trabajador del Karim, a quien conozco como el ‘Repollo’ (Leandro Barrera Ogaz, el tercer involucrado en el saqueo al mall) que el ex dueño de mi vehículo era un traficante de La Legua, venezolano, y que además esta persona (…) siempre le traía autos y Karim los vendía”.
En la misma declaración, la persona imputada dijo que Chahuán nunca pagó el permiso de circulación ni el seguro del auto. Como estos gastos corrieron por su cuenta, finalmente decidió no cancelar $300 mil de la última cuota que adeudaba al concejal. Algunas semanas después, relató, ambos se encontraron en el centro de La Calera, ocasión en que Chahuán le preguntó “cuándo me pondría al día con la deuda, a lo cual le manifesté que no tenía dinero, instancia en la cual Karim me dijo que en vez de dinero le pagara con droga, lo cual no acepté”.
Pero eso no es todo. El testimonio de esta persona también vinculó al concejal con el narcotraficante Melo Cartagena. Al respecto, declaró que entre las tantas ocasiones que se dirigió a Chahuán Cars para solucionar el traspaso de su vehículo, vio cómo “el guatón Pemo” era recibido por el concejal en una oficina interior: “Cuando él llegaba, Karim cerraba la cortina del local (…) y ponían en una mesa (una balanza) donde pesaban una gran cantidad de falopa (cocaína) que llevaba ‘el guatón Pemo’, la que el Karim intercambiaba por vehículos”.
Antes de leer los datos aportados por la declaración del imputado, en la audiencia del 30 de diciembre el fiscal González le preguntó a Chahuán por su relación con Melo Cartagena. El concejal respondió que lo ubicaba desde pequeño, porque sus familias tienen negocios comerciales en el centro de La Calera y que Melo Cartagena adquirió una camioneta Dodge en Chahuán Cars. Fuentes judiciales aseguraron a CIPER que, en realidad, el nivel de cercanía entre las partes es más profundo: gracias a las escuchas telefónicas, el Ministerio Público acreditó que el intercambio de vehículos era mucho más fluido que lo declarado por el concejal y que, en al menos una de estas operaciones, acordaron permutar un auto por cocaína.
Además, el fiscal exhibió al tribunal seis fotografías extraídas desde el celular de Chahuán que muestran cómo se pesaba marihuana sobre el escritorio de la automotora.
CIPER intentó comunicarse con el abogado de Karim Chahuán, René Fuentes Melo, pero este no contestó ni los llamados ni los mensajes.
UN NARCO DE PESO
Pedro Melo Cartagena carga en su historial con tres condenas por narcotráfico. De sus 41 años, tendría que haber pasado casi 15 preso, que es la suma de las tres sentencias que recibió, pero en todas obtuvo beneficios que le permitieron salir antes. La primera vez que pisó la cárcel fue a los 20, luego reincidió a los 30 y volvió al penal de Quillota. En 2011 llevaba poco tiempo en la calle cuando otra condena le cayó encima: fue cuando la policía lo sorprendió liderando el clan que se disponía a vender 211 kilos de cocaína base, la mezcla que es “cocinada” en laboratorios clandestinos para obtener droga de mayor pureza.
La investigación judicial de 2011 fue la más completa y allí se estableció que la droga la compraba a bolivianos que viajaban hasta La Calera para hacer la entrega. En esa ciudad la abultaban utilizando soda cáustica y distintos ácidos. Cuando la PDI allanó uno de los domicilios encontró un laboratorio clandestino donde la pasta base era “cocinada” por un ciudadano boliviano. También acreditó que el destino de esa droga eran poblaciones de las regiones de Valparaíso y Metropolitana (vea reportaje de CIPER sobre cómo operan los narco mayoristas).
En la causa judicial la PDI precisó que Pedro Melo utilizaba un local de máquinas tragamonedas y una joyería para lavar el dinero. Pero en el proceso de 2011 no se lo acusó por esos episodios. Sí lo condenaron por lavado de activos en la compra de un auto Chrysler blanco por el que pagó $7 millones al contado y luego inscribió a nombre de un testaferro. La policía advirtió que otros nueve automóviles habían sido comprados con el mismo procedimiento, pero estos tampoco se incluyeron en la acusación final de la Fiscalía. En el juicio no se pudo acreditar la asociación ilícita, que habría abultado las penas, por lo que Melo solo fue condenado a cinco años.
Pedro Melo Cartagena, en una fotografía aparecida en un reportaje de CHV.
En La Calera Pedro Melo es el narco más conocido. Antes de caer en 2011, eran famosos sus shows pirotécnicos en las fiestas de año nuevo. Residentes de la ciudad contaron que se preocupaba de invitarlos a asados para fiestas patrias y que en ocasiones pagó los gastos médicos de vecinos enfermos. La joyería que administraba junto a su pareja auspiciaba un club deportivo barrial. Así se ganó su segundo apodo: “el Pablo Escobar de La Calera”.
Pero el “Pemo” no actuaba solo. Su pareja de entonces, Silvia Hernández Rojas, también es un personaje clave en esta trama. Los soldados que trabajaban para Melo la llamaban “la jefa”, y cuando él caía preso, era ella la que tomaba las riendas del negocio.
Cuando Melo cumplía su segunda condena, Hernández fue sorprendida con dos kilos de cocaína base, pero zafó de la cárcel. No ocurrió lo mismo en 2011, cuando fue condenada a tres años y un día por la Operación Ballena. Las interceptaciones telefónicas de la policía le permitieron a la justicia rastrear paso a paso el tráfico de droga desde Bolivia a Chile, y el rol de la pareja como líderes de la banda.
El 5 de noviembre de 2015, estando en libertad, la policía nuevamente pinchó su teléfono y desentrañó otra red de narcotráfico con la pareja como protagonista. En esa investigación se descubrió que el padre y la hermana de Silvia, quienes vivían en la población San Gregorio (Santiago), eran el vínculo por el cual la droga de los Melo Hernández llegaba a la capital. La pasta base seguía ingresando desde Bolivia y, con el “Pemo” tras las rejas, Silvia era la lideresa indiscutida de la banda. Ahora les detectaron un laboratorio para abultar sustancias ilícitas en la San Gregorio, y junto con ella cayeron traficantes de Santiago, Viña del Mar y Con Con. Esta vez les incautaron más de 90 kilos de pasta base de cocaína.
Silvia actualmente está en prisión cumpliendo con los 14 años de condena que los tribunales le lanzaron encima. Pedro Melo está libre.
fuente: ciper chile