Marcela Aranda se hizo particularmente reconocida en Chile el 2017. En esos tiempos junto a su organización política confesional levantó una campaña que movilizó un Bus Naranjo por el centro de Santiago y Valparaíso con los mensajes: “Con mis hijos no se metan”, “Si naces hombre, eres hombre” y “Si eres mujer; seguirás siéndolo” entre otros. Una ola de discursos de odio, prejuicios y discriminación se tomó el debate público y las redes sociales; alimentadas por los fanáticos seguidores de la conservadora activista anti derechos.
Algún tiempo después nos enteramos de la trama de asesorías parlamentarias de Aranda y su organización a congresistas conservadores en temáticas como la ley de identidad de género, el matrimonio igualitario o la reforma educacional. Luego Carla González Aranda; una valiente joven trans chilena; declaró su distanciamiento con su madre (Marcela Aranda) y la importancia de visibilizar su identidad para brindarle apoyo a la comunidad transgénero del país.
Hoy 3 años después de esta primera ola naranja de odio; el #Busdelalibertad pretende volver a las calles. Pero el Chile actual no es el mismo; luego de un estallido social y en medio de un proceso constitucional; quienes habitamos la identidad LGBTIQ+ no estamos disponibles para permitir, amparado en la libertad de expresión; el despliegue violento de discursos de odio contra nuestra comunidad a vista y paciencia de todo el mundo.
#ElBusDelOdio es una plataforma que invisibiliza, penaliza y castiga la diversidad promoviendo la discriminación, marginación y exclusión de la comunidad LGBTIQ+ en el país. Los derechos humanos de quienes vivimos una identidad diversa deben ser garantizados por el Estado y la impunidad no debe ser la respuesta del amparo institucional a quienes hacen del odio y supresión de la identidad su activismo contra las minorías.
La riqueza de nuestra sociedad y sus familias radica en nuestra diversidad; se centra en la libertad para poder definir sin violencia quienes somos y dialogar desde nuestras diferencias un presente más empático y solidario entre todos/as/es.
El tránsito del #BusdelOdio representa hoy una afrenta y vulneración de derechos a la dignidad de miles de chilenos/as/es parte de la comunidad LGBTIQ+ y sus familias. La diversidad sexual existe en la historia de la humanidad desde su mismo origen como especie y no hay discursos religiosos, políticos o médicos que hayan podido evitarlo.
Estamos aquí porque somos; porque desde nuestros cuerpos diversos resistimos a la violencia que agrede mediante el bullying a nuestros niñes en las escuelas, que empuja al suicidio a nuestros compañeres y que asesina a nuestra comunidad en medio de una impunidad campante. Hoy nos oponemos al #BusdelOdio porque sabemos que estos discursos golpean a cada uno de los miembros de nuestra comunidad #LGBTIQ+; porque hemos vivido y sobrevivido a esa violencia.
Las familias deben ser una cuna amorosa, empática y segura donde podamos ser quienes somos sin violencias o prejuicios abusivos. Y las naciones tienen la obligación de amparar, promover y garantizar nuestra dignidad como ciudadanos de este territorio. Por eso y más; hoy decimos más juntos y fuertes que nunca: #NoAlBusDelOdio.